Precioso modelo del Sistema Solar

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El Sistema Solar

Cometas y asteroides, los más pequeños del Sistema Solar

Los asteroides

Los asteroides son más pequeños que los planetas enanos y se concentran principalemente entre las órbitas de Marte y Júpiter, encontrándose entre ellos el planeta enano Ceres. Es probable que Júpiter impidiera que se formara en esa zona un planeta, por lo que es una región que está plagada de fragmentos de roca de diverso tamaño. Para ver los asteroides hacen falta al menos unos prismáticos, aunque es preferible un telescopio, especialmente para los asteroides más pequeños y lejanos.

Algunos asteroides se ven con prismáticos

Muchos asteroides solo se ven con telescopio

Los cometas, bolas de nieve gigantes

Los cometas son enormes masas de hielo, con un tamaño de varios kilómetros. Cuando están lejos del Sol se mueven muy lentamente y permanecen congelados, pero cuando llegan a la zona central del Sistema Solar el hielo se calienta y se transforma en gas. Es entonces cuando el cometa adquiere una atmósfera, que puede llegar a tener un gran tamaño, pero muy poca densidad. Si se acerca al Sol lo suficiente, el viento solar empujará con fuerza su atmósfera, arrancándosela y formando una hermosa cola que puede llegar a medir millones de kilómetros de longitud, haciéndose más grandes incluso que el Sol. Esto, como es lógico, hace que el cometa se vaya desgastando con cada paso cerca del Sol, lo que suele llevar a su desaparición o, al menos, a que se quede sin hielo y, si tenía algún tipo de núcleo rocoso, quedar convertido en un asteroide más. 

Las órbitas de los cometas

Las órbitas de los planetas no son circulares, sino que tienen forma de elipse. Las órbitas de los cometas también, pero mucho más alargadas. Esto es debido a que vienen de muy lejos, desde la parte más exterior del Sistema Solar, donde permanecen tranquilos durante millones de años. De vez en cuando uno de esos comentas lejanos siente el empuje de algún otro objeto del Universo que pasa cerca de él y se cae hacia el interior del Sistema Solar. Los planetas gigantes irán, poco a poco, alterando la órbita del cometa, haciéndola más corta y reduciendo, por lo tanto, el tiempo que invertirá en pasar de nuevo cerca del Sol.

No debemos olvidarnos del polvo interplanetario

El espacio entre los planetas no está completamente vacío. Se han generado muchas partículas de polvo, minúsculas. Esto se debe a los choques que ocurren entre asteroides y por los restos que van dejando los cometas. El Sol es capaz de ir expulsando poco a poco estas partículas de polvo, pero es un proceso lento que no impide que se acumulen durante bastante tiempo, por lo que andan orbitando también en torno al Sol y, a veces, caen en los planetas. 

Las lluvias de estrellas

En el caso de al Tierra, podemos ver estas partículas formando meteoros o, como se las conoce de manera más habitual, estrellas fugaces. Se producen cuando las partículas chocan contra lo alto de nuestra atmósfera y se destruyen dejando una estela luminosa, debido al intenso calor que sufren al rozar el aire a una altísima velocidad. La velocidad de impacto puede llegar hasta los 72 kilómetros por segundo (casi 260000 km/h). Las partículas más grandes, del tamaño de una lenteja o de un grano de arroz forman espectaculares estelas, llegando incluso a iluminar el suelo. A las estas estrellas fugaces más llamativas las llamamos bólidos.

Los meteoritos

A veces caen partículas espaciales que impactan contra la superficie de los planetas: los meteoritos. En el caso de la Tierra, debido a que tenemos una atmósfera protectora, las partículas necesitan tener un cierto tamaño, o de otro modo se destruirían al chocar contra el aire. Solamente las llamamos meteoritos cuando tocan el suelo, lo que les ocurre solamente cuando tienen una masa de un kilogramo o superior.

 

Los cometas más grandes se ven a simple vista

Los prismáticos pueden ser el mejor instrumento para observarlos.

Los meteoros o estrellas fugaces se ven a simple vista

Cuando brillan mucho se llaman bólidos