«El primer mensajero que viene de lejos», ‘Oumuamua, en idioma hawaiano. Ese es el nombre oficial con el que se designa al primer objeto celeste del que se tienen pruebas de que procede de otra estrella de la Vía Láctea distinta del Sol, procedente de la constelación de Lyra, aunque se desconoce de qué estrella podría venir realmente.
Los asteroides son cuerpos rocosos que no tienen suficiente gravedad como para ser redondos, o tener forma si quiera aproximadamente esférica. Oumuamua es bastante pequeño, con unos 400 metros de largo. Su movimiento de rotación ha desvelado que su forma es muy alargada, sin parecido con los miles de asteroides observados en el Sistema Solar hasta la fecha. Su composición sí parece ser similar a los otros cuerpos de su categoría, mostrándose bastante enrojecido por efecto de la radiación cósmica, que ha estado alterando su composición química durante millones de años.
Con una velocidad de aproximación al Sistema Solar de 26 kilómetros por segundo, tardaría unos 11.000 años en recorrer un año luz. En el momento de máxima proximidad al Sol, el 9 de septiembre pasado, su velocidad superó los 87 kilómetros por segundo, aunque al alejarse de nuestra estrellas su velocidad se va reduciendo paulatinamente.
Cuando Oumuamua abandone el Sistema Solar dentro de unos pocos años, no volverá nunca más a visitarnos.
La imagen que ilustra esta noticia es una representación artística.