Muchos astrónomos de todo el mundo tienen las esperanzas puestas en el cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS), que podría convertirse en el más brillante desde 1997, año en el que los dos grandes cometas Hyakutake y Hale-Bopp surcaron el cielo de la Tierra, asombrando a una generación que aún los recuerda. En cualquier caso, el cometa Tsuchinshan-ATLAS parece que va a superar al NEOWISE, que nos visitó en 2020.
Toma su curioso nombre de los dos observatorios que lo descubrieron, de manera independiente, a principios de año 2023. Uno de ellos, el Observatorio de la Montaña Púrpura, está situado en China, mientras que el otro está en Sudáfrica.
En los momentos en que escribimos esta noticia el cometa se puede ver al amanecer incluso desde España, pero es más fácil hacerlo desde el hemisferio sur de la Tierra. Sin embargo, desde el 10 de octubre, preferiblemente desde el 12, podremos disfrutarlo en el cielo de la tarde con mayor comodidad. El día 14 es su mayor acercamiento a la Tierra.
El cometa pasó por su punto más cercano al Sol el 27 de septiembre, cuando se esperaba que fuera a sufrir importantes daños. Además de sobrevivir indemne, no ha parado de aumentar de tamaño y de brillo, que se ha empezado a incrementar de manera radical por el ángulo con el que lo va iluminando el Sol con respecto a la Tierra. Este efecto podría multiplicar su brillo algo más de 100 veces, llevándolo a destacar como el planeta Júpiter o, incluso, acercándose al brillo de Venus, el lucero de la tarde. Este planeta, precisamente, lo acompañará en el firmamento en sus noches de mayor esplendor.
En contra de lo que se suele pensar, la cola de los cometas no es una estela que va dejando a su paso. En realidad son los gases y el polvo de la atmósfera que se desprenden del núcleo, generalmente un pedazo de hielo y polvo de varios kilómetros. El Sol, con su potente viento, le arranca literalmente esa atmósfera y la lanza a millones de kilómetros de distancia.
No volveremos a ver nunca más al cometa Tsuchinshan-ATLAS. Sigue una órbita hiperbólica que lo llevará, muy probablemente, fuera del sistema solar dentro de mucho tiempo, sin dejar de alejarse del Sol.
La fotografía que ilustra la noticia se la debemos a Gerald Rhemann, Michael Jäger, Denis Möller, quienes la tomaron el 30 de septiembre desde Namibia.