Cometa NEOWISE fotografiado por Kerry-Ann Lecky Hepburn
El cometa NEOWISE
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Mariam la Astrolabista
Astrónomas medievales
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Hipatia de Alejandría es, sin duda, la «científica» más reconocida de las que desarrollaron su actividad en la Antigüedad, como se conoce a la época anterior a la Edad Media en esta parte del planeta. No sabemos si es muy correcto emplear el adjetivo «científica» para referirse a personas de hace tanto tiempo, ya que el método científico no se desarrolló hasta hace relativamente poco tiempo (muy pocos siglos, más bien), pero nos sirve para entendernos. Los «científicos» de esa época (y de la Edad Media) eran personas que trataban de darle una explicación racional a todo aquello que observaban en la naturaleza. Las personas que mantenían esta actitud eran filósofos y nos han llegado muchas de sus obras, que fueron muy importantes en su tiempo y en siglos venideros. Gracias al pesamiento de ellos y a la evolución que ha experimentado durante más de dos mil años, tenemos hoy ideas tan valiosas como los derechos humanos, la democracia y los métodos que aplica la ciencia, entre otras muchas cosas. Nunca sabremos cuánto se perdió de todo aquello. Probablemente ya hayas tenido noticia de cómo fue el final de Hipatia. Fue víctima de una vorágine de irracionalidad que arrastró a muchas personas de su época, y que desembocó en su propio asesinato en el año 415 d.C. Se destruyeron una gran cantidad de papiros (en esa época no existían los libros aún) de una de las más importantes bibliotecas de la Antigüedad, la del Museo de Alejandría, del que Hipatia fue su última directora. Afortunadamente nos han llegado testimonios de sus discípulos y podemos saber, por ello, de la importante influencia que esta mujer ejerció mientras vivió. La fuente más importante que tenemos son las cartas de Sinesio de Cirene. Gracias a ello sabemos, por ejemplo, que compuso tablas matemáticas y astronómicas y que hizo aportaciones para el desarrollo del astrolabio (uno de los más importantes instrumentos científicos de la época), siguiendo las enseñanzas de su padre, Theon, quien fue también director del Museo de Alejandría.
La primera mujer de la que tenemos noticia de que practicara la astronomía fue también la primera y más antigua de las que conocemos su nombre: Enheduanna, una poeta sumeria del siglo XXIV antes de Cristo. Su nombre significa Adorno del Cielo y sabemos que era la encargada de guardar el calendario y de estudiar el ciclo de la Luna ya que tenía, como sacerdotisa suprema, a todos los astrónomos-astrólogos de la corte a su cargo. Cada vez está más reconocido que la cultura griega estuvo muy relacionada no solo con la egipcia, sino también con las culturas mesopotámicas y que, de muchas maneras, todas ellas se relacionaron las unas con las otras. Aglaonike de Tesalia fue una de las continuadoras de la tradición astronómica de estudiar los ciclos lunares, siendo una de las personas que eran capaces de predecir los eclipses con gran habilidad, gracias a los conocimientos astronómicos adquiridos de Mesopotamia. Era muy común que los «científicos» leyeran tablillas escritas en Babilonia y otras ciudades mesopotámicas, como por ejemplo el célebre Hiparco, el más importante astrónomo de la Antigüedad. Anterior fue Teano de Crotona, (siglo VI a.C.), quien perteneció a la Escuela de Pitágoras, además de ser también la esposa de su fundador. De Teano conocemos diversos escritos que versan no solo sobre matemática, sino también sobre física y sobre medicina. Como otros pitagóricos, esta mujer desarrolló también trabajos relacionados con la comprensión cosmológica y matemática del mundo.